martes, 17 de marzo de 2009

Houseísmo de hoy


"Occam's Razor. The simplest explanation is almost always somebody screwed up."

(Dr. Gregory House)

Respuesta 2

Estimado Sr. Maldonado:

(1) Si bien tiene Ud razón acerca de la reciente creación del Estado Moderno, considero que las relaciones de poder entre los seres humanos se remontan a la aparición de nuestra especie sobre la tierra, posiblemente en el Pleistoceno. En mi opinión, además, ese poder (sí, poder de decisión política) siempre ha estado más o menos concentrado; el jefe tribal o familiar, el señor feudal y el príncipe renacentista comparten un rasgo fundamental: todos detentan una cuota de poder relativamente superior a los demás miembros de sus sociedades respectivas, aún cuando su ejercicio se haya manifestado en una variedad de formas distintas.
(2) En cuanto a su objeción a la máxima “el hombre es el lobo del hombre”, lo único en que puedo convenir con Ud es que estamos en desacuerdo. Yo tiendo a creer que la voluntad del hombre tiende a la perversidad y se rige por móviles egoístas. Por supuesto, me encantaría que me desmintieran.

Respuesta 1

Estimado Sr. Cimero:

(1) Mi apuesta por el Estado Liberal de Derecho se basa justamente en respetar la autonomía individual de las personas, aún en contra de la autonomía colectiva de las sociedades, incluyendo la actuación política de las elites. El instrumento que estimo más idóneo para lograrlo es la existencia de una constitución legítima, que manifieste abiertamente el respeto por la autonomía individual. Creo que decisiones como abortar o no, tomar o no la píldora del día después, son cosas que no debieran resolverse aplicando estrictamente la regla de mayoría, sino respetando los derechos contramayoritarios de las personas. Por ejemplo, usar o no la píldora del día después es una decisión que no debiera pasar por la democracia pura, ya que forma parte de la esfera intangible de la personalidad (la jurisprudencia constitucional de la Corte Suprema de EEUU es ilustrativa de la cautela de derechos individuales contramayoritarios, v.gr. Roe v Wade y Casey, en materia de aborto).
(2) En cuanto a su acertada referencia a los senadores designados, vitalicios y elegidos con terceras mayorías, me cabe comentar lo siguiente: el problema es que, justamente, se trata de un parlamento (parcialmente) no democrático que opera bajo reglas procesales iguales a las de uno plenamente democrático, adoptando decisiones contrarias a los derechos contramayoritarios de las personas (como su negativa sistemática a permitir ek aborto consentido). Esto es el resultado de la aplicación de una legislación electoral viciada de ilegitimidad en su origen, ya que fue dictada por un gobierno tiránico presidido por el señor Pinochet Ugarte. Ya hablaré de la institucionalidad política chilena, en otra columna.
(3) En lo que respecta a las elites, lo que a mí me interesa desde el punto de vista operativo es que haya una elite estable y sensata que comparta los valores básicos del liberalismo. No pretendo que esa elite esté formada por un grupo social determinado, lo que sería repudiable y peligroso. Por el contrario, soy partidario de que esa elite surja gracias al mérito y la inteligencia de los miembros de la sociedad, y considero que es vital promover mecanismos eficientes para buscar talentos y fomentar la excelencia, venga de donde venga.